SANTO DOMINGO (AccessDR) -- El malecón de Puerto Plata es una serpiente larga, de tres kilómetros hábiles para cualquier quehacer que implique recreación, prácticas deportivas, disfrute cultural, relajamiento… o simplemente pasar un buen rato y compartir momentos inolvidables.
Desde su inauguración, en 1971, es el foco del esparcimiento para nativos y visitantes. Tiene un espinazo de 1174 bancos de cemento, su cabeza es un atractivo parque turístico y paisajístico, y en la cola se desnuda una copia escultural del David de Miguel Ángel, custodiada por el tridente de un Neptuno que asecha con celo desde un cayo mar adentro.
Este lugar privilegiado es el ícono turístico más importante de la Costa Norte y tiene un poco de todo: Desde plaza para sentarse o acostarse, hasta escenario para las más rumbosas fiestas; desde pista para bicicletas o caminatas, hasta rampas para 20 salidas al mar, donde puede dejarse acariciar por la fina y blanca arena, bañarse o a pescar en la cálida playa que ofrece el Océano Atlántico.
En el Malecón, además, resalta el edificio de la Respetable Logia Restauración No. 11, inaugurado en 1902 y el renovado Cuartel del Cuerpo de Bomberos, construido en 1930.
Rejuvenecido dos veces (2006 y 2016), en cada ocasión a este espacio se le han agregado atractivos. En la primera se construyeron diez casetas para pequeños restaurantes y bares y baños públicos; y en la segunda se creó el parque La Puntilla y un anfiteatro para actividades artísticas y culturales, que puede alojar 4,000 personas.
La Puntilla
Este parque turístico y paisajístico ha modernizado la cabeza del Malecón. Desde la plaza que hace de entrada y honra al vate Juan Lockward, hasta el fortín (remembranza de la España colonial) que desde 1577 se empeña en proteger la bahía.
El anfiteatro circular parece vigilado por el ojo luminoso de un histórico faro instalado en 1879. Se destacan, además, una estatua ecuestre del prócer Gregorio Luperón, un busto del independentista cubano Antonio Maceo.
El malecón de Puerto Plata es un hermoso lugar con atractivos culturales, excelente para pasar un buen momento, relajarse o simplemente para caminar… es una serpiente larga que enorgullece a los puertoplateños y que sin pedir permiso, se apropia de la memoria de los visitantes.